Los embutidos, una vez llegan a casa, hay que saber conservarlos, pues en caso contrario pueden perder todas sus propiedades de sabor, lo que echa por tierra todo un proceso de producción que conlleva meses.
Os mostramos con detalle algunos consejos para conservar los embutidos en casa y disfrutar de estos productos de sabor tan intenso.
No abrir los embutidos si no es necesario
Si hemos comprado embutidos por piezas enteras y aún no han sido abiertos, por ejemplo chorizos o morcillas, es recomendable colgarlos y que las piezas no se toquen entre sí. Así alargamos su tiempo de conservación, pero es importante hacer esta operación en un lugar fresco y seco, con una temperatura suave entre 15 y 20 grados que se mantenga siempre constante, sin grandes cambios.
La despensa, la alacena y el frigorífico
Cuando los embutidos aún no están abiertos, el mejor lugar de conservación es la alacena o la despensa, siempre que se cumplan las condiciones de humedad y temperatura comentadas. No obstante, una vez abierto, deberán guardarse en la nevera, con un papel film en la zona abierta y, a ser posible, con un poco de aceite de oliva untado para que no se ponga rancio.
El embutido en lonchas
SI queremos conservar los embutidos en lonchas, el cuidado debe ser también especial. Son los más cómodos de consumir, pero a su vez los que se echan a perder más pronto. La clave aquí es colocar las lonchas unas encimas de otras y, finalmente, tapar todo el conjunto con papel film.
Al momento de consumo, y esto vale también para las piezas no loncheadas que se cortan al momento, es importante sacar el producto de la nevera con antelación, unos 10 minutos antes, para que tomen la temperatura ambiente.
En caso de que el embutido se ponga duro en el frigorífico, el modo de que recuperen un tono más consumible es colocarlos sobre un paño de algodón limpio y mojado, pues así conseguimos que se ablanden sin perder su sabor.